Hablar de Semana Santa en Málaga es hablar de sentimiento. Una amalgama de sentimientos, de emociones, de sensaciones que se pueden vivir con los cinco sentidos, el olfato, con ese olor a incienso, olor a flores que adornan los tronos, de la lluvia de pétalos que desde algunos balcones se realizan al paso de los Tronos de la Virgen, olor a azahar que en plena primavera inundan multitud de calles malagueñas sembradas de naranjos, olor a cera quemada de las velas, esas velas que crean un mar de luces que preceden a los Tronos, con la vista, ante tan majestuosas obras de arte, arte barroco de las tallas que se procesionan, es como ver un museo andante, con la luna llena de fondo, con el oído, con las bandas de música que acompañan a los pasos, del bullicio, los vítores de los malagueños ante sus Cristos y Vírgenes, las saetas espontáneas en cualquier rincón de su recorrido ...
Se celebra la Semana Santa de Málaga desde la reconquista de los Reyes Católicos, en 1487, declarada de Interés Turístico Internacional, ha trascendido el aspecto religioso de la misma, siendo ya un aspecto más cultural, de hecho durante muchos años, muchos obispos de Málaga, querían una Semana Santa silenciosa, austera, con recogimiento, sin desfiles de las fuerzas armadas e imágenes sencillas, seguramente ninguno de los que pretendieron dicha Semana Santa no fuera de Málaga. Málaga es una ciudad alegre y no podía vivir la Semana Santa de otra manera que con su carácter alegre. Hoy en día, la sencillez ha dejado paso a Tronos cada vez más grandes, de hecho no pueden salir de las Iglesias, la mayoría tienen una casa Hermandad donde preparan el Trono para poder salir de allí, antiguamente, y aún en algunas Hermandades, se ponen tinglados al lado de la iglesia donde se preparan los Tronos donde se portan las imágenes. La mayoría tienen tal dimensiones que no pueden hacer la estación de penitencia en la Catedral. Bullicio y gentío, alegría y emoción, de hecho a pesar de que no se quería desfiles de las fuerzas armadas con los Tronos, hoy es innegable que el día de más apretujones en la calle Larios es el Jueves Santo con la procesión del Cristo de Mena acompañado de la Legión.
Lo característico de la Semana santa de Málaga, a parte de la inmensidad de sus Tronos, tan grande que normalmente llevan unos 200 o más portadores, aquí los Tronos no se llevan en el costal como en otras ciudades, sino en el hombro, de ahí que aquí no se llamen costaleros sino hombres de trono o portadores. Precisamente esta manera de procesionar los Tronos de Málaga, heredera de nuestros hombres del puerto, es lo que hace el paso tan bonito, es un paso lento, pausado, acorde, sin golpes, suave, de manera cadenciosa ... precioso de ver. En muchos momentos del recorrido se mecen las imágnes, a modo de saludo o reverencia. Ver frente a ti como "caminan" estás imágenes con el fondo de la Catedral, por ejemplo, es espectacular, ver al Cautivo, de gran devoción el Lunes Santo, con un "caminar" suave por el Puente de la Aurora, la brisa moviendo su túnica, todo el puente lleno de gente que no deja ni ver el Trono, parece que el Cristo esté vivo andando sobre la multitud, como digo, sin palabras. En muchos momentos los portadores levantan los Tronos a pulso, emocionando a todos, elevándolos al cielo de mi Málaga, como solos nuestros portadores saben hacer.
En cada rincón de la ciudad se puede encontrar una escena tan bonita y emocionante que quedará grabada en la retina. En Semana Santa Málaga huele distinto, sabe distinto, se respira distinto, se siento distinto ...